A 50 años de una de las revueltas populares más reivindicadas de nuestra historia, esta exposición problematiza este hecho histórico a través de las potencialidades semánticas que brindan los materiales de archivo y las posibilidades poéticas que habilita el arte contemporáneo.
¿Qué queda hoy de la potencia insurrecta de aquella revuelta que reunió a obreros, estudiantes y vecinos en un mismo reclamo? ¿Qué gestos y qué formas configuraron la rebelión ante el peso agobiante de la represión y el avasallamiento de los derechos? ¿Cómo narrar ese entramado sin perder de vista el sentido que agrega el paso del tiempo?
Así, revisitamos un hito de la historia argentina reciente a través de la puesta en diálogo de diversos materiales documentales con obras de Fernando Allievi, Hugo Aveta, Marcelo Brodsky, Lucas Di Pascuale, Tomás Espina, Enrique Jezik, Julia Mensch y RES.
Atendiendo al rigor histórico y en un ejercicio colectivo, partimos de ciertos ejes que permiten diagramar relaciones e iluminar zonas que, de algún modo, reconfiguran aquel escenario a la vez que lo traen al presente, en una suerte de palimpsesto que aporta nuevas capas de sentido. Asimismo, esta exposición refuerza la decisión tomada por los Organismos de Derechos Humanos de iniciar la nómina del Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado en el año 1969, con los nombres de las víctimas del Cordobazo y los sucesivos levantamientos populares ocurridos en el resto del país.
El Cordobazo funciona en el imaginario político argentino como un ícono de las rebeliones populares. Los acontecimientos ocurridos el 29 y 30 de mayo fueron retratados infinidad de veces por reporteros gráficos y camarógrafos que también oficiaron de testigos. Tanto RES como Allievi se apropian de estas imágenes no ya para certificar la realidad de los hechos sino para inaugurar con esta acción nuevas lecturas desde nuestro presente.
Frente a las imágenes violentas de barricadas y autos quemados, la historia construye una épica casi mítica en torno a la singular confluencia de la organización obrera y estudiantil. Las obras de Aveta y Espina oscilan en esta dialéctica que se mueve entre lo violento y lo heroico. Por su parte, los trabajos de Brodsky y Di Pascuale funcionan como contrapunto entre lo colectivo y lo individual. Ambas propuestas, de distintas formas, aluden al contexto internacional y local atravesado por aquella utopía política.
Ningún acontecimiento histórico queda fijado en su origen, cada vez que se lo evoca es actualizado e inscripto en un nuevo contexto. En esta clave, las obras de Mensch y Jezik toman frases de diversas procedencias, recuperando sentidos que se actualizan por fuera de su contexto original.
Situarnos frente a la épica de una sublevación popular que permanece en la memoria como un hito de resistencia y participación colectiva permite repensar críticamente nuestro presente, formular preguntas y articular reclamos que quizás puedan tomar cuerpo y fortalecerse así como un nuevo acto político.
María Alejandra Gatti - Cecilia Nisembaum Curadoras PDM
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